FAMILIAS SÓLIDAS

SOMETIENDONOS

Día: 10 - Semana: 2 - Autor: Pastor Bernardo Affranchino

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Pasaje

COLOSENSES 3:18-24


Desarrollo

Los esposos y las esposas son llamados a actuar según el orden divino Los papeles en el matrimonio no se escogen ni los señalan las culturas. Dios los ha ordenado. El cristiano presta servicios a otros como una manera de servir a Dios. En estos versículos, esa verdad se aplica específicamente a la relación entre esposo y esposa. El papel que Dios asigna al marido es el de .............................................................. a su esposa. Por eso decimos habitualmente que en el entorno familiar, sinónimo de liderar nop es mandar, sino cuidar. Asimismo, desde una posición diferente, ella debe ……………...………….......…. a su esposo. Ambas demandas implican humildad y amor a Dios primero y a los integrantes de la familia. Estos papeles no los seleccionan los cónyuges, tampoco los asignan de acuerdo a la cultura en la cual viven, sino que son dispuestos por Dios como un medio a través del cual se manifiesta la vida de Cristo en la tierra. En este contexto es que la palabra sumisión adquiere su pleno significado bíblico para la vida familiar: el marido y la esposa, ambos por igual, están sometidos a Dios para la realización de las funciones que Él les ha asignado. En el servicio que se prestan el uno al otro, el marido y la esposa sirven y honran a Cristo. La palabra «someteos» (griego, hupotasso) está formada de hupo (“debajo”) y tasso (“arreglar de una manera ordenada”). En este contexto, describe a una persona que acepta su lugar bajo el orden constituido por Dios. Debemos hacer un esfuerzo para no analizar éstas instrucciones con el lente de nuestra cultura, sino captar la perla de sabiduría que hay aquí. ¿Cómo debiera amar un hombre a su esposa? 1. Debiera estar dispuesto a sacrificar cualquier cosa por ella. 2. Debiera buscar su felicidad como asunto de primera importancia. 3. Debiera cuidarla como cuida su cuerpo. Ninguna esposa necesita temer someterse a un hombre que la trata así. Entendemos que Dios invita a la mujer a hacer caso, pero al hombre a dar la vida. ¿A quién le cabe el desafío más grande?