LIMPIANDO LAS VASIJAS

Circulo Vicioso



Pasaje

Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día (Salmo 32:3)


Oración

Señor Jesucristo, ayúdame a ser libre de decidir, libre de cargar pesos de ayer, libre del rencor. Libre de toda cautividad.


Declaración

Escribe un círculo en tu hoja de ruta semanal, tratando de ejemplificar la fortaleza que has identificado en éstos días y como funciona.

Desarrollo

Trataremos de ver el proceso completo de una manera sencilla y clara, espero que te sirva.

Sin hacer valoraciones de nuestros padres, porque no estamos llamados a eso. Los hijos de Dios, no idealizamos a nuestros padres, sabemos que fueron humanos. Tampoco los llenamos de juicios, porque nadie está llamado a sentarse en el lugar de juez. Más bien, como enseña la Palabra de Dios los honramos, es decir, respetamos y bendecimos.

Sin justificar a nadie y sin justificarnos a nosotros mismos, porque no estamos orando éstos cuarenta días pidiendo justicia, sino buscando limpieza para nuestras vidas y sanidad para nuestras almas. No es el asunto de determinar quien tiene razón. Tener razón, no sana ni santifica. El amor de Dios sana y Su sangra santifica.

Creemos cosas acerca del mundo y de nuestro lugar en él, a partir de aquello en lo que hemos sido instruidos, de las experiencias que hemos vivido y las decisiones que hemos tomado, más allá de nuestra edad.

Sentimos cosas relacionadas con esas experiencias que hemos estado anotando y revisando y ya descubrimos, que entender no sana el corazón ni atenúa los dolores.

Decidimos cosas marcados por lo que creemos y lo que sentimos. Decisiones que por lo general, no hacen otra cosa que afirmar todo lo que tenemnos guardado dentro.

Déjame poner un ejemplo.

Es el caso de M a quien su familia nunca prestó correcta atención y más bien llenó de descuidos y silencios. M creció con una sensación de soledad, fruto de aquello y de algunos abandonos que le tocaron en suerte, como la muerte de su abuelita, con la cual hablaba absolutamente todo. No se sentía la persona más bonita de la escuela y la verdad, tampoco se esforzaba demasiado en resolver el asunto, quizás la falta de incentivo de sus padres, ocupados en pagar algunas deudas y atender el resto de la familia. No podía olvidar un cachetazo de su abuelo, el cual vivía en casa desde la muerte de su abuelita y al cual no había más remedio que ver cada día. M en general prefería la soledad, la sufría, pero indefectiblemente la elegía. Ante alguna invitación a cumpleaños y demás, encontraba la excusa para no ir, es que no se imaginaba en medio de mucha gente sin saber bien que decir. No deseaba la soledad, la sufría, pero siempre daba pasos que tenían ese fin.

Un círculo vicioso. Malas decisiones a causa de un alma herida y todo se retroalimenta una vez más.

Solo Cristo rompe el círculo de la cautividad.