2017 CAMINANDO SOBRE LA PALABRA DEL AÑO

Día 3 – El Espíritu de Dios que nos habita

Día: 3 - Semana: 1 - Autor: Pr. Bernardo Affranchino

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Pasaje

El Espíritu de Dios que nos habita Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre (Juan 14:16)


Desarrollo

El Espíritu Santo, ha recibido una desatención histórica por parte de la iglesia. No hacemos películas que hagan “visible” al Espíritu Santo, muy pocos cuadros, pocas canciones que cantarle. Esto no hace más que mostrar que a lo largo de los años al hombre le ha costado relacionarse con Dios en ésta persona de la Sagrada Trinidad. Entiéndanme, no estoy diciendo que debemos hacer imágenes, solo lo menciono como síntoma del poco conocimiento y atención hacia Dios en éste aspecto, por parte de la humanidad. Aún hoy día nos cuesta. Muchísimos cristianos anhelarían viajar en el tiempo para caminar con nuestro Señor Jesús de “carne y hueso” y piensan en la Jerusalén del año 30 de nuestra era como el lugar a visitar, en caso de que se pudiera.
Jesucristo dijo: “Les conviene que yo me vaya para que el Espíritu Santo venga”. Debemos amigarnos con esa declaración de Nuestro Rey Jesús.
Jesús interpreta el sentimiento de ellos y les promete “no os dejaré huérfanos”.
Les anuncia que en el tiempo de la Promesa cumplida, entenderán en una dimensión nueva la relación Padre-Hijo y eso les introducirá al apasionante mundo de la relación discípulo-Jesús. La manifestación del Padre asegurada por el amor. Jesús se manifestará en carne otra vez pero ahora en la carne de los discípulos.
La docencia del Espíritu será un hecho, una realidad. La iglesia de Reino está llamada a recibir las cosas por revelación no por deducción. La revelación se recibe en el espíritu y es fruto primero que nada de una búsqueda.
Las enseñanzas de Jesús que no cabrían según Juan en todos los libros del mundo; tendrían en el Espíritu Santo una memoria continua, dijo Jesús: “el Espíritu, el Consolador, os enseñará TODAS las cosas y os recordará TODO lo que os he dicho.”
El Espíritu Santo es Dios mismo. Es el cumplimiento de la profecía de Isaías de que Dios quiere vivir dentro de nuestra vida. Lo recibimos al aceptar a Cristo, somos sellados con Su Presencia. Luego buscamos que llene todo nuestro Ser.
No necesitamos estatuas, ni películas, ni cuadros para adorar a Dios. Nuestro desafío de hoy es librarnos de toda imagen y lograr intimidad profunda.
Estos son días de búsqueda intensa y de renovación profunda.
El apóstol Pablo, habla en el capítulo 5 de la carta a los Efesios, de ser llenos y menciona la adoración y la gratitud, como elemento de esa búsqueda.
La intimidad con Dios se produce en la cercanía. La cercanía es fruto de la búsqueda. La revelación ocurre en ese lugar de intimidad donde podemos llegar a escuchar la voz de Dios.