2017 CAMINANDO SOBRE LA PALABRA DEL AÑO

Día 19 – Dios de mi lado

Día: 19 - Semana: 3 - Autor: Carlos Bruzzone

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Pasaje

Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos. Isaías 42


Oración

Jesucristo te miro a Ti, A Ti entrego mi vida nuevamente. Descarto lo oculto de mi vida, renuncio a amuletos o toda cosa cercana a la magia. Tú me cubres de todo ataque de lo oculto. Tú te levantas como poderos gigante.


Desarrollo

El libro del profeta Isaías, es una lectura extraordinaria. Este hombre de Dios desarrolla su ministerio en escenarios que cambian a lo largo de su vida. Le tocará ministrar a Israel victorioso y a Israel derrotado. Tendrá que dar una palabra de aliento en épocas de cautividad y también será un maestro a la hora de enseñar fidelidad. Sabe de encuentro con Dios, sabe de luchas, sabe de caídas y sabe de restauración. El libro de Isaías, es un libro para la vida. Un profesor del seminario, decía que era como una mini-biblia.

La fidelidad de Dios y la esperanza que eso genera, es uno de los grandes mensajes del profeta. Dios es fiel y el pueblo de Dios es invitado a la misma fidelidad. Dios “celoso” que anhela a Su pueblo con pasión y no desea compartirlo con nadie.

Por esa pasión, es que la idolatría recibe condena constante a lo largo de la enseñanza del profeta. No son dioses los que se hacen con las manos. Que insensato es arrodillarse delante de una figura hecha de la misma madera con la que hago un asado. El hombre busca saciar en la idolatría su deseo de poder.

¿Por qué digo esto? Porque en el fondo de toda actitud mágica, idolátrica u ocultista, lo que hay es la búsqueda de dominar poderes que trabajen para mí. El sacerdote del ocultismo entiende perfectamente la negociación, debe pagar para recibir favor. Cada “santo” que se pone de moda, es porque trabaja mejor para mí. Contesta más rápido o protege mejor o promete una mejor muerte. Es la antítesis de la relación con Dios. Dios es el Rey, le entrego mi corazón, lo pongo en el centro, lo sirvo, mi vida se potencia de una manera única y me vuelvo más libre cada día.

En el ocultismo, me acerco a la imagen para generar su favor, hago sacrificios que le “obliguen” a cumplir, cada día esa entrega demanda actos más graves, me esclavizo más y además de corromperme, mi alma pierde la paz. El temor manda.

Estoy recordando el artículo 2113 del catecismo católico, cuando enseña que honrar o arrodillarse delante de imágenes de cualquier cosa creadas (incluyendo hombres) genera dolor al Creador. Si leyó bien, dije catecismo.

¿No es acaso la idolatría una de las enfermedades de nuestra nación?

Siempre tendré la elección de buscarlo y avanzar de Su mano