2017 CAMINANDO SOBRE LA PALABRA DEL AÑO

Día 14 - La Fe es el combustible que nos hace avanzar

Día: 14 - Semana: 2 - Autor: Pr. Bernardo Affranchino

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Pasaje

“Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sana de tu azote” Marcos 5:33-34


Desarrollo

Jesús en el desarrollo de su ministerio sanó muchos enfermos, cada uno de esos milagros ilustra maravillosas lecciones de fe.

Recuerde que usamos la lección de hoy como material de studio para los grupos

En Marcos 5:21-34 se cuenta la historia de una mujer que se atravesó en el camino del Maestro cuando él iba a orar por la sanidad de la hija de un hombre principal de la sinagoga.

Esa mujer que interrumpió el recorrido de Jesús demostró que tenía fe y esa fe le permitió ser salva. Mucha gente quiere ser salva y habla de fe, pero muy pocos son los que la usan. Usted que quiere alcanzar favores de Dios, que desea llegar a un determinado nivel espiritual y ha buscado la forma ideal, podrá encontrar en el ejemplo de esta mujer algunas pautas

1. Una FE que nace del desengaño

El versículo 26 de la lectura permite deducir que esta mujer se encontraba en el peor momento del desengaño: “Y había sufrido mucho, de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, y nada

había aprovechado, antes le iba peor”. Pensando en los tiempos actuales podemos imaginar que esta mujer fue primeramente a los médicos, y cuando descubrió que ellos no podían hacer nada, escuchó el consejo de otros que la invitaron a un sinnúmero de lugares. Unos trabajaban con hierbas, otros con aguas especiales y rezos, encontraría aquellos que tienen pirámides y tablas ouija, algunos le sugerirían realizar limpiezas y contras espirituales o llenar su cuerpo y su casa con fetiches.
La podemos imaginar siguiendo todas estas instrucciones, pero luego la encontramos sumida en la más profunda depresión, porque además de continuar con su enfermedad se había quedado en la miseria económica. Sin embargo, no se dio por vencida en la hora del desengaño, sino que encontró el motivo para buscar a Dios.
Hay personas que primero agotan todos los recursos habidos y por haber para entonces dar lugar a Dios; pero bienaventurados aquellos que buscan a Dios en el momento adecuado. Ella uso la fe que nace en el momento del desengaño. Usted tiene una fe que está escondida y ésta puede brotar ahora en el tiempo de la aflicción, ponga esa fe en acción.

2. Una FE reflexiva
El segundo paso que dio la mujer fue usar la fe en una forma reflexiva. Ella tomó tiempo para pensar, para analizar, para hablar consigo misma: “Porque Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Es maravilloso ver una persona que después de haber sufrido tanto, a la hora de dar nuevos pasos, toma el momento preciso para pensar y proceder correctamente. Bajo estas circunstancias, ella habría podido perjudicarse a sí misma, pero la fe reflexiva la hizo detenerse. Aquellos que son sinceros en su reflexión siempre encontrarán a Cristo y podrán acceder al favor de Dios.
La reflexión la llevó a comprender, a entender, que lo que Cristo estaba haciendo era verdad absoluta y por lo tanto sabía con certeza que ella iba a recibir también.

3. Una FE dinámica
“vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto” vs.27. El
caso de esta mujer era terrible pues era considerada inmunda por el flujo de sangre que padecía y las leyes prohibían que alguien con esa enfermedad pudiera estar mezclado entre la gente. Así que ella quebrantó el orden y puso su fe en acción, una fe dinámica que le permitió romper todas las barreras, una fe que la llevó a acercarse a la fuente de su victoria.
Su esfuerzo debió haber sido muy grande porque estaba débil, delgada y además llevaba la marca del repudio de la gente, del fracaso de los médicos y el maltrato de los engañadores que la habían defraudado.
Aquí hay una lección para aquellos que reconocen a Cristo como la solución de sus problemas, pero que se mantienen observándolo de lejos por miedo al qué dirán sus vecinos, su familia, sus amigos o la sociedad. Bueno, si quieren saber la opinión de la sociedad ésta es muy sencilla. Si la mujer se hubiera quedado estática por temor a la reacción de los demás, habría muerto a causa de su enfermedad. De nada habría servido el esfuerzo de la mujer si ella sólo se acerca a Jesús sin tocarlo. Su deseo era tocar al maestro, sentirlo; no lograr un contacto por superstición como antes lo hubiera buscado, tampoco un contacto leve, tímido; era un roce real y lleno de fe. Ella entonces se aproximó al Señor, metió su mano entre la multitud, agarró el borde de sus ropas y lo tocó, y al tocarlo logró lo que quería: el toque a aquel que responde cuando se sabe hacer uso de la fe.

4. Una FE sincera
La fe de la mujer de nuestra historia fue una fe sincera, una fe que dijo la verdad. “…vino y se postró delante de él y le dijo toda la verdad”. Ella pudo pensar que allí la apedrearían, o la echarían fuera, pero su fe la llevo a decir la verdad. Si algún día usted quiere un favor de Dios, no use el engaño, no ponga cera en lo que va a presentar a Dios; porque él es más que el sol, ante sus ojos todo está descubierto, es imposible engañarlo.
¿De dónde procede la mentira? En San Juan 8:44 encontramos una respuesta fuerte de Cristo al respecto: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” Toda mentira, todo engaño, procede del diablo.
Me preocupa que un gran número de personas está comprometido con la mentira, unos de una manera y otros de otra. Si usted tiene algo escondido es mejor que diga toda la verdad de una vez, primero a Cristo y después a aquellos a quienes ha estado afectando su engaño. Así aprenderá una gran lección de esta mujer que fue probada por Jesucristo y a pesar de las circunstancias salió victoriosa de esa prueba.
“...Vino y se postró delante de él...”. Esta mujer se postró públicamente a los pies de Jesucristo, y yo me imagino la multitud que la estaba mirando. Alguien podía decir ¿Qué necesidad tenía ella de hacer eso? Pues esta mujer al postrarse a los pies de su maestro le estaba expresando que lo honraba con toda su alma, con todo su espíritu y con todo su cuerpo.
En segundo lugar permitió que Cristo la honrara a ella, porque cuando él la vio postrada, no pudo permanecer indiferente, tuvo que honrarla, tuvo que dignificarla.
Además, con su manera de actuar públicamente y de confesar su fe expresó a todos los que allí estaban que lo que yo ella había recibido también lo podían recibir otros. ¡Qué ejemplo tan digno de imitar!.

5. Una FE premiada
“Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz...”. Además de recibir la sanidad en su cuerpo, la mujer obtuvo la salvación de su alma. Cualquier persona que tenga la misma fe que demostró esta mujer será premiada en su alma, podrá obtener la salvación del pecado, ser libre de la condenación eterna y gozar de paz que es el resultado inmediato de la salvación que se adquiere a través de Jesús: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1.

Quizás usted se encuentra como aquella mujer cananea, lleno de problemas, de luchas internas, de enfermedad. Jesucristo está dispuesto a recibirlo al igual que acogió a esa mujer. Ahora lo que tiene que hacer es activar esa fe que está en usted, la fe que nace del desengaño, que es reflexiva, dinámica; aquella que busca establecer contacto con Cristo, que es sincera y capaz de ser confesada en público. Si usted se atreve a activar esa fe verá como ella será premiada. (Pr Satirio Dos Santos, usado con permiso)
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