2017 CAMINANDO SOBRE LA PALABRA DEL AÑO

Día 2 - El Espíritu de Dios que nos habita

Día: 2 - Semana: 1 - Autor: Pr. Bernardo Affranchino

Siguiente →


Pasaje

La intimidad, produce nueva identidad Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. (Génesis 12:2)


Desarrollo

Todavía, se llama Abram que quiere decir “mi padre sea exaltado”, pero llegará a llamarse Abraham, “padre de multitudes”.

¿Cómo se hace para que Dios te cambie el nombre?

Hay muchas personas a lo largo de la Biblia, que viven la experiencia de que su nombre sea reemplazado por uno nuevo.

Nos han llamado a lo largo de nuestra vida de muchas maneras diferentes. En primer lugar, recibimos un nombre que nos han colocado nuestros padres, pero con el correr de los años, nos nombran de diferentes maneras. Nos ponen apodos y diminutivos, que de alguna manera declaran quienes somos a partir de situaciones físicas o de carácter.

A veces nos bendicen. Otras nos maldicen. El mundo hará un gran esfuerzo para encasillarnos y decirnos quienes somos. Luego pedirá que respondamos a ese cartel.
A veces nos bendicen. Otras nos maldicen.
Nos lo repiten tantas veces que terminamos creyendo lo que los demás nos dicen que somos, pero ¿Qué dice Dios acerca de esto y cómo El nos nombra cuando habla de nosotros?
La Biblia, dice que entre lo que Dios nos da, nos da un nombre nuevo que responde a nuestra verdadera identidad. Queremos caminar en esa identidad.
Nombre nuevo que recibimos: Hijos de Dios, caminemos bajo esa bendición.
Volvamos a Abram. Me lo imagino a éste hombre, llamado durante toda la vida con un nombre que evoca paternidad, pero la de otro, no es la propia. De pronto una noche está sentado a la puerta de su tienda mirando las estrellas y el Espíritu comienza a sembrar en él su nueva identidad, comienza a revelarle quien es realmente delante de Dios y cual es el propósito para su vida: ser Abraham, padre de muchos.
Es a partir de ese momento de intimidad, de encuentro con Dios, que ese “viejo sin hijos” que se piensa sin chances de generar descendencia, será desafiado a ser transformado. En la intimidad con Dios, las estrellas se vuelven promesa y su vida tiene un vuelco.
El Señor le muestra una nueva perspectiva para su vida y lo desafía a comenzar un nuevo tiempo. No le pide grandes cambios para arrancar ese proceso, le da una tarea inicial, “deja el lugar donde estás y vete a uno nuevo que Yo te mostraré”.
¡Escucha! Tu Dios habla bien de Ti, te ve hoy y ve quien eres y quien puedes ser si oyes y obedeces su Voz.
La intimidad produce nueva identidad. Es en la intimidad, somos desafiados a nuevos horizontes. Abram responde y deja lo conocido para alcanzar lo que Dios le propone. Ni bien abandona lo viejo comienza a ser Abraham
Acércate, más cerca se oye mejor.