Oseas



Pasaje

“Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas” (3:1).


Oración

Ayúdame Señor a no defraudar jamás el pacto que tengo contigo. Soy Tuyo.


Declaración

Oseas, cuyo nombre significa «salvación» o «liberación», fue escogido por Dios para dar testimonio vivo de su mensaje ante su pueblo casándose con una mujer que le sería infiel. Su sensibilidad hacia la condición pecaminosa de sus compatriotas y hacia el amante corazón de Dios lo preparó para este difícil ministerio. El libro fue escrito aproximadamente en 715 a.C. Narra los hechos de 753–715 a.C. Oseas comenzó su ministerio durante el final del próspero pero moralmente decadente reino de Jeroboam II de Israel (las clases altas estaban bien, pero oprimían a los pobres). Profetizó hasta muy poco tiempo después de la caída de Samaria en 722 a.C.

Desarrollo

Detengámonos un momento y hagamos una pequeña cronología: Jeroboam II sube al trono de Israel 793 a.C. Amós comienza a profetizar en 760 a.C. Oseas comienza a profetizar; matan al rey Zacarías de Israel 753 a.C. Matan al rey Salum de Israel 752 a.C. Tiglat-pileser III invade a Israel 743 a.C. Miqueas comienza a profetizar en Judá 742 a.C. Isaías comienza a profetizar en Judá 740 a.C. Cae Israel (reino del norte) 722 a.C. Termina el ministerio de Oseas 715. Reflexión El libro de Oseas trata de un pueblo que necesitaba oír del amor de Dios; un Dios que quería contarles cuán grande era Su amor y cuál era el único camino a través del cual podía ofrecérselo. El pueblo pensó que podía comprar el amor (8:9), que el amor era la búsqueda del placer (2:5), y que amar cosas sin valor podía reportar algo positivo (9:10). Dios quería que Israel conociera Su amor, el cual se ofrecía a los despreciados y desheredados (11:1), que guiaba al pueblo con gentil disciplina (11:4), y perseveraba pese al atolondramiento y a la resistencia de la gente (11:8). El problema era cómo llevar este mensaje del amor de Dios a un pueblo no inclinado a escuchar, y no acostumbrado a obedecer si acaso escuchaba. La solución de Dios fue dejar que la vida del profeta se convirtiera en su propio sermón. El mensaje y el mensajero se volvieron la misma cosa. Del libro de Oseas brotan nítidamente las lecciones siguientes: 1. Si las personas que nos rodean no ven el amor de Dios en nosotros, no lo hallarán en ninguna parte. Como Oseas, todos los creyentes son llamados a demostrar, a través de sus actitudes y acciones, el amor de Dios en Cristo a un mundo que busca a ciegas las señales de un amor auténtico. 2. No podemos separar nuestro testimonio y ministerio del resto de nuestras vidas. El más poderoso sermón de Oseas surgía de su relación con su esposa. 3. Dios es el único ejemplo perfecto de amor. Cuando Dios contrae matrimonio con su pueblo, hace votos de fidelidad y continúa revelándose a sí mismo (2:19,-20). Nuestro amor debe beber de este manantial; y entonces atraer a otros, ofreciéndoles, no la mejor versión del amor humano, sino el puro y fragante amor de Dios en Cristo.