EXODO



Pasaje

Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores; pues he conocido sus angustias. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel (3:7-10)


Oración

Te adoro Señor, úsame para cumplir Tus propósitos.


Declaración

El propósito del libro de Éxodo, es registrar los acontecimientos de la liberación de Israel de Egipto y su desarrollo como nación. Fue escrito por Moisés alrededdor del año 1450–1410 a.C., aproximadamente la misma de Génesis. Se escribió en el desierto durante la peregrinación de Israel, en alguna parte de la península del Sinaí.

Desarrollo

LEVÁNTATE... sal... alza el vuelo. Estas palabras son buenas para aquellos que están atrapados o esclavizados. Sin embargo, algunos se resisten a la orden de marchar y prefieren el ambiente que los rodea antes que uno nuevo y desconocido. No es sencillo cambiar la seguridad y la comodidad de lo conocido por un futuro incierto. Pero, ¿qué sucedería si Dios diera la orden de mudarse? ¿Seguiríamos su guía? Éxodo describe una serie de llamados que Dios hace y las respuestas de su pueblo. Han pasado cuatrocientos años desde que José se trasladó con su familia a Egipto. Estos descendientes de Abraham han crecido a más de dos millones de individuos. Para el nuevo Faraón de Egipto, estos hebreos eran extranjeros y su número era alarmante. Faraón decidió hacerlos esclavos para que no pudieran desequilibrar su poder. Como después se vio, este fue su mayor error, ya que Dios vino a rescatar a su pueblo. Te adoro Señor, úsame para cumplir Tus propósitos. A través de una serie de sucesos extraños, un niño hebreo llamado Moisés llega a ser príncipe en el palacio de Faraón y luego un paria en una tierra desierta. Dios visitó a Moisés en las llamas misteriosas de una zarza ardiente y, después de un poco de discusión, Moisés aceptó regresar a Egipto para sacar de la esclavitud al pueblo de Dios. Faraón fue confrontado, y por medio de una serie de plagas y de promesas hechas e incumplidas, Israel fue liberado de su dominio. Movilizar a una gran masa de gente no era una tarea sencilla, pero salieron de Egipto, cruzando el Mar Rojo y el desierto detrás de Moisés y de la columna de fuego y de nube. A pesar de la evidencia continua del amor y del poder de Dios, la gente se quejaba y añoraba sus días en Egipto. Dios suplió sus necesidades físicas y espirituales con comida y con un lugar para la adoración, pero también juzgó su desobediencia e infidelidad. Luego en el encuentro dramático que tuvo con Moisés en el Sinaí, Dios le dictó sus leyes para vivir una vida recta. Dios dirigió a Moisés y a la nación de Israel, y quiere guiarnos a nosotros también. ¿Acaso lo está preparando a usted, como a Moisés, para una tarea específica? Él estará con usted; obedézcalo y sígalo.