Camino a la Cruz 2019

Día 2 | Isaías 9:6

Día: 2 - Semana: 1 - Autor: Pr. Bernardo Affranchino

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Pasaje

“Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos *nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz.”


Oración

Señor, te pido que me ayudes en éste día a aceptar toda Tu Voluntad. Que yo pueda no solo creer en lo que traes para mi vida en el futuro, sino también, abrazar cada día con gozo, confiando en Ti y así ver Tu salvación. Padre oro hoy, pidiendo que me ayudes a ser un embajador de paz, en casa principalmente, pero en todo lugar por donde me toque transitar. Bendice la ciudad, trae paz sobre la nación. Guárdanos para el desarrollo de la actividad de semana Santa.


Declaración

Imagino al profeta parado esa mañana en medio del pueblo de Israel, el cual ansiaba el anuncio de que Dios actuaría de manera poderosa enviando un libertador. Isaías se para, toma aire y anuncia, que el libertador que viene, viene como niño y su marca, es la paz.

Desarrollo

¡Cuántas veces mis planes y los de Dios tienen formas

distintas!

Tenemos que saber que la historia de la cruz, comienza

cientos de años antes del nacimiento de Jesús. Desde el

Antiguo Testamento, la Palabra de Dios grita conceptos

claros y contundentes acerca de cómo sería la obra del Salvador.

Espero que tengas tu Biblia a la mano y puedas mirar todo

el pasaje de Isaías, quien es uno de los que más certeramente

anunció la llegada de Jesucristo, avisó que no sería

un hombre de armas como David y que no sería llamado

de grande como Moisés. Nacería en medio del pueblo y la

marca de la paz, estaría sobre su ministerio.

Que Jesús no sacara una espada y ajusticiara a los enemigos
de Dios, fue parte de lo que le generó resistencia aún
entre sus más íntimos (pienso en el celote, uno de los doce
discípulos) y por otro lado muchos lo desvalorizaron, por
conocerle desde pequeño, era el hijo de José, el carpintero.
Aceptar a Cristo, es aceptar Sus planes, estar dispuesto
no solo a llamarle Salvador sino también, Señor, es decir,
dueño de mi vida. Debo saber que muchas veces Sus planes,
seguirán algunos métodos un poco diferentes a lo que
yo hubiera planeado.
Ser su discípulo, es ser Su seguidor.