CASA DE PAZ

"Que la belleza de ustedes no sea la externa..."

Día: 25 - Semana: 4 - Autor: Pr. Bernado Afranchino

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Pasaje

“Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos”. (1 Pedro 3:3).


Desarrollo

Al acudir al diccionario llamó mi atención el uso que se le da a la palabra ornato (referida en 1 Pedro 3:4). La misma se utiliza para calificar cosas y no tanto para las personas. El ornato de un templo consiste en la abundancia y el esplendor de los adornos.

Es interesante ya que Dios nos dice en Su Palabra que nuestros cuerpos son el templo del Espíritu Santo.

Entonces, ¿qué debe suceder con la mujer cristiana? Mi opinión es que toda mujer debe arreglarse; Dios no está en contra del arreglo ni de la belleza. Debemos buscar el equilibrio en esto como en cada uno de nuestros actos diarios.

Hay mujeres que han descuidado su aspecto cuando llegaron los hijos. Se dedicaron a ellos descuidando la atención a sus maridos. Así que es importante cuidar la apariencia externa.

La mujer cristiana debe arreglarse para el esposo y el esposo debe proveer para que su esposa se vea bien.

El problema es caer en el extremo, el de la ostentación, o en buscar a través del aspecto externo reemplazar la belleza que proviene de un espíritu afable y apacible.

Cuando una persona tiene un problema con su identidad, o de subestimación, busca ser valorada por lo que se pone y no por lo que es. Hay que buscar un equilibrio, hacer un balance para no caer en el exceso.

El apóstol Pablo, en su primera carta a Timoteo, hace referencia a las instrucciones sobre la adoración y habla de la modestia en el vestir y las buenas obras como acto de adoración a Dios.

Es una época de exaltación de la belleza física, el esfuerzo por lograr el cuerpo perfecto, y donde muchas mujeres aún de corta y mediana edad mueren durante cirugías estéticas en aras de alcanzar la ilusoria imagen soñada como prerrequisito para la felicidad y plenitud. Por eso se vuelve imprescindible renovar nuestras mentes con las sugerencias que la Palabra de Dios nos alcanza y replantearnos algunos conceptos distorsionados si es que queremos experimentar la vida abundante que Dios planeó para cada uno de sus hijos.