CASA DE PAZ

"...como Sara obedecía a Abraham..."

Día: 28 - Semana: 5 - Autor: Pr. Bernado Afranchino

Siguiente →


Pasaje

“…como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza” (1 Pedro 3: 6).


Desarrollo

La actitud de sumisión, por el cual una mujer reconoce voluntariamente la responsabilidad de liderazgo de su esposo bajo Dios, es un acto de fe.

En ninguna parte la Biblia “somete” o subordina genéricamente las mujeres a los hombres. Pero este texto manda a la mujer a que se someta por voluntad propia a su esposo (Efesios 5.22), y al esposo se le manda a que en amor se dedique a cuidar de su esposa, pero sin abusar nunca de su confianza (Efesios 5.25–29). Este arreglo, divinamente ordenado, jamás pretendió reducir las posibilidades, los propósitos o la realización de la mujer. Únicamente la naturaleza pecadora de los seres humanos, o un recalcitrante tradicionalismo eclesiástico, pueden justificar, sacando fuera del contexto bíblico, determinadas evidencias “textuales”, la explotación social de las mujeres, o las restricciones que se les imponen a la hora de darles participación en el ministerio de la Iglesia.

La sabia recomendación de la Biblia a las mujeres parece resumirse en lo que Pedro dice aquí a aquellas cuyos maridos no han aceptado la fe aún. Se les dice que sus “palabras” no constituyen la clave para ganar a sus maridos para Cristo; su vida cristiana y su espíritu de amor sí lo son. De la misma forma, este consejo puede aplicarse a cualquier mujer que aspire a una posición de liderazgo en la iglesia. Se le encomendaría ese ministerio no porque argumente o insista en reclamarlo, sino más bien si se lo gana mediante su afabilidad, amor y servicio; en otras palabras, mostrando el mismo espíritu que debiera evidenciarse en el caso del hombre que desea ocupar un puesto de líder.

Nuestras actitudes hacia nuestro cónyuge son determinadas por nuestras actitudes hacia Dios. Un marido puede quedarse corto en relación con las expectaciones de su esposa y del ideal de Dios para un esposo. No obstante, la mujer busca de todas las maneras posibles ser una buena esposa, tomando como ejemplo a Cristo, quien obedeció a su Padre y confió en Él, aún cuando su propio pueblo lo rechazó. O, una esposa puede frustrar a su esposo, desconocer su autoridad, o aún faltarle el respeto. No obstante ello, el esposo la honra, la cuida y ora a favor de ella, siguiendo el ejemplo de la conducta del Padre, quien “conoce nuestra condición”.

El ejemplo de Sara refuerza ésta lectura, pensando en el momento en que Dios llama a Abraham. En ese pasaje, Sara ríe de lo que Dios dice y lejos de ser sometida por el autoritarismo, Abraham la trata con paciencia y Dios la incluye en el cumplimiento de la promesa, pudiendo haberla descartado. Por otro lado, Sara seguirá a Abraham en un incómodo periplo de cientos de kilómetros, respetando su decisión de caminar en la palabra que Dios le dio.