CASA DE PAZ

Las casadas estén sujetas a sus propios maridos como al Señor

Día: 3 - Semana: 1 - Autor: Pr. Bernado Afranchino

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Pasaje

“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos como al Señor”. (Efesios 5: 22).


Desarrollo

Cierta vez leí este llamativo versículo, y me detuve a reflexionar sobre él. Pensé, “Dios me pide que me sujete a mi marido”. Y naturalmente esto no iba a ser difícil para mí, ya que lo amo profundamente, pues me hace ver día a día con sus acciones todo el amor que tiene por mí. Entonces dije: “¿qué pasaría si esto no fuera así? ¿podría sujetarme a mi esposo con todo el agrado con el que día a día lo hago?”

En la sociedad donde vivimos, esta hermosa palabra, “sujeta”, se fue deformando por el significado de otra: “sometida”. Y no es eso lo que Dios nos pide. Vayamos a ejemplos cotidianos. Nosotras amamos sujetar nuestro cabello, polleras, sandalias, somos responsables de cuidar nuestra vida y nos sujetamos al cinturón de seguridad de nuestro vehículo. Sujetamos en el jardín esa planta que tanto amamos para que crezca bien. Lo hacemos porque eso nos hace sentir seguras. Entonces ¿por qué no sujetarme a mi esposo? Ajustarme a él, amarrarme a él si es que eso va a ser lo mejor para los dos.

Dios no me pide que mi voluntad sea subordinada por otro, Dios me pide que me sujete, que me amarre a mi esposo, como al Señor, y ¿si mi esposo no está en el mejor momento con Dios? ¡No desistas! Tu oración va a hacer que las cosas cambien. ¡Dios es fiel!

Ana Pollola