EN FAMILIA
Con el aporte de todos
Pasaje
Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Col 3:17
Desarrollo
La comunicación es esencial. A veces no nos gusta que opinen sobre lo que estamos cocinando, pero hoy nos abrimos a escuchar a todos en casa y a ser transparentes en lo que pensamos y sentimos. Hace algunos años atrás, la familia comía junta, se divertía junta, la sociedad de antes tenía tiempo para compartir, para comunicarse; la sociedad moderna atenta contra la comunicación. Es importante aprender a escuchar, a captar lo que la otra persona nos dice. De la misma manera, debemos aprender a hablar. Hay una gran diferencia en como se comunican los hombre, de cómo se comunican las mujeres. La Biblia le dice en 1 Pedro 3:7 al hombre se recomienda que trate a su esposa sabiamente, eso significa que la trate conforme al conocimiento de quien es el otro, como esposos debemos aprender a conocer a nuestra esposa, conocer a cada uno de mis hijos y eso pasa cuando: a. Pasan tiempo juntos. Es una tremenda necesidad. Todos los miembros de una familia tienen necesidades, de conversar, de descansar, de jugar, afectivas y emocionales, es una larga lista de cosas que deben ser suplidas en la casa, de lo contrario la buscarán en otro lado. Si se cultiva el pasar tiempo juntos, esto perdurará con los años y los hijos se lo enseñarán a sus hijos. b. Pueden resolver los problemas. (Lucas 17:1-2) Todas las familias tienen problemas. No olvidemos que los problemas siempre van a existir y algunos conflictos; por muy maduros que podamos ser, van a aparecer. Con el tiempo las situaciones cambian en una familia, no es lo mismo como somos recién casados, que al pasar los años. Nacen los hijos, en el trabajo también hay cambios, todo a nuestro alrededor cambia, los cambios producen crisis. El punto es que los cambios y las crisis requieren ajustes, no debemos dejar ahí los problemas que sigan, debemos enfrentarlos, para ello se requiere de sabiduría, se requiere de Dios. Al enfrentar los conflictos en la vida familiar con la sabiduría de Dios, somos modelos a nuestros hijos, para que cuando tengan su matrimonio aprendan a enfrentar sus propios conflictos; dejando a un lado los modelos del mundo. A las dificultades que tenemos en el hogar podemos darle un propósito y hacer que sirvan para algo. El diálogo, el aporte de todos volverá esto posible. El esposo, la esposa los hijos, cada uno con sus debilidades y fortalezas, son instrumentos de Dios para fortalecer nuestra fe, carácter y para hacernos modelos para la gloria del Señor.