EN PIE DE GUERRA

Generar el cambio



Pasaje

si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra (2 Crónica 7:14)


Oración

Señor nos arrepentimos de nuestras faltas como nación.


Declaración

¿Habría alguna de las brechas que venimos mirando en nuestra nación de las que la iglesia en el país pudiera estar implicada? ¿somos una nación desunida?

Desarrollo

Probablemente el pasaje que hemos elegido para hoy, sea de los más citados al hablar de intercesión. Aquí hay un principio: los cambios empiezan por casa. No podemos pretender ver en la tierra, en la nación, en la ciudad, aquello que no logremos ver primero en el pueblo de Cristo. Al mirar la declaración que Dios hace, uno tendría ganas de decir que Dios está equivocado. ¿No deberían ser los incrédulos los que se arrepienten para que la tierra sea sana? ¿No sería mejor que los responsables del pecado, resuelvan el pecado? Imposible. El arrepentimiento y reconocimiento de las faltas, es un efecto de la relación y obra del Espíritu Santo en una vida. ¿Cómo vamos a esperar que aquel que no conoce a Cristo, entienda los efectos de lo hecho y lo resuelva? Pensar así, sería como teer la expectativa de que fueran a la cruz, aquellos que no aman la cruz. La iglesia es la porción de un país, que está en condiciones de responder a los llamados de Dios. Es lo mismo al pensar en una familia, los creyentes de una casa, serán los primeros que entendiendo el mundo espiritual, tomarán la Palabra de Dios, se pondrán en la brecha y responderán al clamor del Espíritu de Dios por esa familia. No nos paramos a buscar justicia. Nadie debería ponerse en la postura de creerse tan justos, tan intachables, que no cometen pecado, no erran y por lo tanto, se animan desde una especie de pedestal moral a juzgar su entorno y condenarlo. Hace un par de días decíamos que el intercesor, se identifica con aquello por lo cual ora, elimina la idea de hablar de “ellos” y por lo tanto, habla de “nosotros”. Si viene una Palabra de Dios de exhortación o juicio hascia mi casa o hacia mi país, lo primero que hago, es pararme dentro del problema. Mi familia, mi ciudad, mi nación. Amo aquello por lo cual intercedo y me identifico. Son aquellos que son de Cristo, los primeros en responder a cualquier llamado de Dios a un país. Si la nación se encuentra bajo corrupción y violencia, nosotros seremos gente de transparencia y paz. ¿Dios dice al país basta de agresión? El cristiano responde y camina en la paz.