FAMILIAS SÓLIDAS
LA CAÍDA. GÉNESIS 3
Pasaje
6 LA MUJER VIO QUE EL FRUTO DEL ÁRBOL ERA BUENO PARA COMER, Y QUE TENÍA BUEN ASPECTO Y ERA DESEABLE PARA ADQUIRIR SABIDURÍA, ASÍ QUE TOMÓ DE SU FRUTO Y COMIÓ. LUEGO LE DIO A SU ESPOSO, Y TAMBIÉN ÉL COMIÓ. 7 EN ESE MOMENTO SE LES ABRIERON LOS OJOS, Y TOMARON CONCIENCIA DE SU DESNUDEZ. POR ESO, PARA CUBRIRSE ENTRETEJIERON HOJAS DE HIGUERA.
Desarrollo
Nos encontramos ante el capítulo que los expositores Bíblicos, consideran como el más importante de la Biblia. Es difícil imaginarnos cómo se sentiría Adán siendo la primera y única persona en la tierra. Una cosa es que nosotros nos sintamos solos; para Adán, que nunca había conocido a otro ser humano, era otra cosa. Él se perdió de muchas cosas que nos hicieron como somos ahora: no tuvo niñez, ni padres, ni familia, ni amigos. Afortunadamente, Dios no permitió que luchara demasiado tiempo antes de presentarle una ayuda y compañera idónea: la mujer. Formaron una unidad completa, inocente y abierta, sin una pizca de vergüenza en nada. Una de las primeras conversaciones de Adán con su compañera debieron haber sido las reglas del huerto. Antes de que Dios creara a Eva, ya le había dado a Adán completa libertad en el huerto, junto con la responsabilidad de vigilarlo y cuidarlo. Sin embargo, un árbol estaba fuera de los límites: el árbol del conocimiento del bien y del mal. Adán debió haber hablado con Eva sobre todo esto. Ella sabía, cuando Satanás se le acercó, que el fruto de ese árbol no se debía comer. Sin embargo, decidió comer el fruto prohibido. Más tarde se lo ofreció a Adán. En ese momento, el destino de la creación estuvo en peligro. Tristemente, Adán no se detuvo a considerar las consecuencias. Siguió adelante y lo comió. En ese momento de rebelión lo puro se resquebrajó: la perfecta creación de Dios. El hombre se vio separado de Dios por querer actuar por su cuenta. Sea que se lance un guijarro o una piedra grande hacia una ventana de vidrio, el efecto es el mismo. Nunca podrán volver a reunirse los miles de fragmentos. Sin embargo, en el caso del pecado del hombre, Dios ya había puesto en marcha un plan para vencer los efectos de la rebelión. La Biblia entera es la historia de cómo se desarrolla ese plan, con la visita de Dios a la tierra a través de su Hijo Jesús como parte esencial. La vida sin pecado de Jesús y su muerte hicieron posible que Dios ofreciera el perdón a todos los que lo quisieran. Nuestras acciones de rebelión, ya sean pequeñas o grandes, demuestran que somos descendientes de Adán. Únicamente el pedir el perdón de Jesucristo nos hace hijos de Dios.