FAMILIAS SÓLIDAS
COMO CRIAR HIJOS OBEDIENTES
Pasaje
Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor. Efesios 6:4
Desarrollo
La Biblia hace una clara distinción entre la disciplina y el abuso físico. La disciplina puede ser dolorosa, pero no perjudicial. Nunca debemos hacer daño a un niño (Pr 23:13). Dios mismo se describe como un partidario estricto de la disciplina. La primera cosa que nos dice nuestro pasaje es que lo hagamos con disciplina. No con crueldad, no con abuso, pero sí con disciplina. La palabra “disciplina” en sus orígenes tiene que ver con el aprendizaje. Están relacionadas las palabras “discípulo” y “disciplina”. El enfoque de la disciplina, entonces, está en que los niños aprendan. Deben de aprender a obedecer, lo cual implica aplicar la corrección justa cuando hay desobediencia. Deben de aprender a amar, lo cual implica que recibirán el amor de sus padres. Este es el ingrediente más importante. Deben de aprender a conocer: cómo vivir bien, qué hacer y qué no hacer, cuáles son las cosas que a Dios le agradan, cómo es Dios. La disciplina es aprendizaje, y es un proceso continuo. Todos nacemos con instintos que tienen que ser encaminados, guiados y corregidos. Cuando el padre comprensivo y amoroso encamina a su hijo con disciplina, le da un impulso sumamente valioso hacia el éxito en la vida. La disciplina, entonces, es sumamente importante; con ella va la instrucción bíblica. Deuteronomio 6:6-9 nos habla de la importancia de incluir la instrucción bíblica como parte de la vida cotidiana: Muchos padres consideran que, con llevar a sus hijos a la iglesia, han hecho bastante. Bueno, debemos decir que es mucho mejor llevarlos que mandarlos, pero una o dos horas de instrucción bíblica no son suficientes. Lo que aprenden en la iglesia debe de ir respaldado por lo que aprenden en el hogar también. ¿Lees la Biblia con tus hijos? Si no, ¿por qué no? ¿Les hablas de la fe que tienes en Dios? La cosa más valiosa que les puedes dar a tus hijos es una fe transparente en Dios. Háblales de Él, hazlo porque tienes una fe en Dios que tienes que compartir con tus hijos. La disciplina es la otra cara de la enseñanza. Aun los niños con un espíritu de aprendizaje necesitan explicaciones detalladas, mucha paciencia, oportunidades para entrenarse y experimentar, así como el derecho de aprender mediante sus errores. Aunque Dios siempre nos disciplina por amor y para beneficio nuestro, su corrección puede causarnos dolor (Heb 12:5–11). ¿Con qué propósito aleccionó Dios a su pueblo? ¿Cómo refuerza la disciplina nuestro amor por nuestros hijos? Salmo 94.12 ¿Qué lugar ocupa la enseñanza en la disciplina a nuestros hijos? Jeremías 10.24 La justicia trae consigo la idea de imparcialidad, equidad y verdad. ¿Cómo se supone que estos principios nos guíen en la forma de disciplinar? 1 Corintios 4.14 y Romanos 15.14