LIMPIANDO LAS VASIJAS
Victoria sobre el rechazo
Pasaje
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11
Oración
Padre, Tú me has amado tal como soy. Nada puede separarme de Tu gran amor. Me has aceptado y porque me amas estás trabajando en mi vida, cambiando lo que me hace mal. Hoy elijo perdonar a toda persona que me haya rechazado. Puede haber sido justificado o no, da igual, me duele, pero hoy entrego mi rechazo a Ti. Sé que me sanas.
Declaración
Revise sus reacciones. Igual que en toda enfermedad, los síntomas me ayudan a encontrar el problema. Lleva a los pies de Cristo lo que encuentres. Él sana.
Desarrollo
Hablábamos ayer de ser instrumentos ungidos y estamos ya en la recta final de éstos cuarenta días.
Hablemos del rechazo, como una de las cosas que más traban la obra de Dios en nosotros. El proverbio, dice que depende de cómo piense el hombre de sí mismo, es como vivirá (proverbios 23:7) y éste es uno de los ejemplos más tangibles, palpables de cómo lo que creo y confieso acerca de mi vida, se vuelve una realidad.
Hay muchos motivos para el rechazo.
En ocasiones, el mensaje ha aparecido en la misma concepción. Bebes no deseados o abandonados, reciben un tremendo mensaje de desvalorización y si esa experiencia no es sanada, si ese mensaje (el cual es verdaderamente una maldición) no es cancelado, entonces trabajará condicionando mi vida de relación con los demás y aún con Dios.
Creo que Dios tiene todo poder, pero además debo llegar a creer que puede obrar a través de mi y puedo ser usado.
En ocasiones el rechazo ha sido plantado por un entorno poco sano. Maltratos físicos o verbales ya sea en el seno familiar o en un círculo cercano de relaciones, puede marcar nuestras vidas para siempre.
No reparamos demasiado en lo que pudiera decirnos alguien que no tiene para nosotros valor o trascendencia, pero es un gran impacto cuando aquellos que valoramos de manera especial, queriendo o sin querer, de forma directa o indirecta, tienen palabras o acciones que nos descalifican y desvalorizan.
Este principio se aplica a experiencias en cualquier edad, pero de una manera especial a las sufridas durante la niñez. Aquellos que han vivido la experiencia de no haber podido criarse con sus padres porque han sido dados en adopción, entienden de forma particular lo que estamos diciendo.
Gente que está dolorida y ha sido rechazada raras veces ejercita sus talentos, conviven con celos o envidias y no disfrutan cuando otros crecen en Dios.
La naturaleza del rechazo es causa para la soledad. El rechazo hace que uno sea irracionalmente temeroso y nos genera estar a la defensiva.
Abandonos, engaños y desprecios son experiencias que hemos vivido, cuanto más cercana sea la persona que la ejerció, de mayor impacto será para nuestras almas.
El Señor quiere traer sanidad en estas áreas. Cuando uno está bajo el rechazo, constantemente le recuerda a los demás sus problemas. Aparece la autoconmiseración y se acuerda de todas las fallas y las cosas que han hecho mal los demás.
A veces el rechazo, se manifiesta en un gran deseo de controlarlo todo y buscamos que todas las cosas estén de acuerdo a mi pensamiento. Tiene que ver con una búsqueda de que lo externo me satisfaga y ponga en paz mi alma.