LIMPIANDO LAS VASIJAS

La batalla de la iglesia



Pasaje

Queridos hermanos, he deseado intensamente escribirles acerca de la salvación que tenemos en común y ahora siento la necesidad de hacerlo para rogarles que sigan luchando vigorosamente por la fe encomendada una vez por todas a los santos (Judas 1:3)


Oración

Haga una caminata de oración bendiciendo la ciudad donde vive.


Declaración

Tenga alguna acción concreta que tenga que ver con bendecir a alguien cercano, al cual usted le reconozca autoridad.

Desarrollo

Ayer contemplábamos el principio de la unidad del cuerpo de Cristo y hablábamos acerca de cómo somos partícipes de las mismas luchas. Existen diferentes niveles de lucha de los que hemos hablado por demás éstos cuarenta días. Uno de esos niveles, es la lucha espiritual que sostiene la iglesia como cuerpo. Para comprender correctamente el concepto, debemos entender el sentido territorial de la misión. Desarrollamos la tarea de compartir las verdades de Dios a un grupo de gente en un tiempo, en un lugar. Como dice el pasaje que hemos escogido para hoy, vigorosamente, sostenemos la batalla de que en un área determinada de mi país, el reino de Dios avance a través de compartir el mensaje de salvación, acompañado por obras que hagan evidente que ese mensaje es real. Daniel 10, muestra un panorama muy interesante acerca de lo que estamos hablando. Recibe la visita de un ángel, el cual le acerca una palabra de Dios que el profeta había estado esperando y le cuenta como debió batallar contra diferentes espíritus en diferentes territorios para llegar hasta Daniel. La iglesia sostiene una batalla por su ciudad, la cual es de índole espiritual. Como enseña Pablo en Corintios 4, hay una acción espiritual del infierno tratando de impedir que el evangelio se haga evidente a los ojos de los que buscan a Dios. La oración puede cambiar nuestra comunidad. Es imperativo que recordemos que no estamos tratando de derrotar al diablo; ya está derrotado. No lo volvemos a derrotar, nosotros representamos la victoria de la Cruz. Todo lo que hacemos en nuestras oraciones de intercesión debe ser una extensión de lo que Cristo hizo a través de Su obra intercesora. Cristo atacó y aplastó el señorío del diablo sobre la tierra. lo que hizo Cristo, nosotros debemos liberarlo y hacer que se cumpla. Lo que Él nos ha provisto, debemos tomarlo por fe con las armas espirituales. A Timoteo (1ªTimoteo 6:12) se le dijo. Timoteo ya tenía la vida eterna, sin embargo se le dice que “eche mano” de ella. Podes tenerla y no tenerla al mismo tiempo. Puede ser tuya sin que la poseas. Como Israel en el Antiguo Testamento, a quien Dios le había dado su herencia, sin embargo no la habían tomado. De la misma manera en que uno toma y asegura un territorio durante la guerra, así debemos tomar y asegurar nuestra herencia en Cristo. ¿Por qué es necesaria la guerra si Cristo derrotó a Satanás y a los demonios? ¿No le quitó Cristo el poder, lo desarmó y destruyó sus obras? ¿No nos ha librado Él del poder de Satanás? La destrucción de Satanás fue un quebrantamiento legal de su señorío y autoridad. En ningún lugar de la biblia dice que Cristo nos haya librado del poder de Satanás. Nos dice que nos libró de su autoridad o el derecho de utilizar su poder sobre nosotros: Colosenses 1:13