LIMPIANDO LAS VASIJAS

La lucha espiritual



Pasaje

Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan éste mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales (Efesios 6:12)


Oración

Elige una acción para llevar a cabo en cada área de batalla. Confiesa una obra de la carne en tu vida y declara libertad. Rechaza las acciones del diablo contra tu casa y busca una oportunidad de hacer algo desinteresado por tu prójimo.


Declaración

Confieso que Tú, Señor Jesucristo, eres mi Rey y mi Salvador. Tú eres mi fuerza y declaro que a tu lado veré maravillas. No temo. Confío.

Desarrollo

Ayer repasábamos nuestros elementos de victoria en la lucha por ser libres y sanos de aquello que no es de Dios en nuestras vidas.

Muchas veces me preguntan si hay demonios dentro de las fortalezas. Lo primero que quisiéramos aclarar, es que usamos éstas figuras para facilitar nuestra comprensión del asunto, pero diremos que éstos espacios en nuestras almas, son como mínimo oportunidades para la obra del diablo contra nuestras vidas.

Esta semana que estamos comenzando, miraremos algunos aspectos de ésta lucha de la que venimos hablando.

Debemos reconocer que estamos en lucha. A nuestro alrededor y en todo el mundo, constantemente se desarrolla una contienda, que si bien ya tiene decretado quien es el vencedor, no por eso es menos intensa.

Cuando aceptamos a Cristo como Salvador, nos enrolamos en las filas del DIOS Todopoderoso, contra el pecado y satanás, cambiamos de bando, al ejército ganador.

Podríamos distinguir tres batallas:

La batalla contra la carne, refiriéndonos a la pelea con las tendencias que hallamos en nuestro ser al pecado. Venimos hablando y orando de humillación, perdón y demás como armas en esa lucha.

La batalla contra las potestades, hablando netamente de la lucha contra el diablo y su obra contra nuestras vidas. No tememos, Dios nos ha hecho más que vencedores en Cristo Jesús (Romanos 8) y nos ha dado autoridad y poder para esa batalla.

La batalla contra el mundo, pensando en el cristianismo como una contracultura, es decir otra manera de ver y vivir la vida. Elegimos bendecir aún al que nos maldice y no creemos en tener rencores, sino que perdonamos. Abrazamos la transparencia en medio de la corrupción. Preferimos no mentir aunque fuera más cómodo. Tenemos Rey, se llama Jesucristo.

Peleamos contra la carne y preferimos la paz que trae ser libres de mentiras, envidias, rencores y cosas así, las cuales solo traen amargura a nuestro corazón.

Peleamos contra el infierno, nos ponemos bajo la cobertura de Dios, resistimos al diablo y el huirá.

Peleamos contra la corriente que vemos en el mundo. Ante la corrupción, nos esforzamos en la transparencia y hemos renunciado a ominar al prójimo, más bien, trataremos de servirlo.

A veces nos salen todas. Otras veces no. Entendemos que somos humanos e imperfectos, pero no nos justificamos en nuestras limitaciones. Hemos invitado a Jesús a vivir en nuestros corazones y Él es nuestra fuerza en cada batalla.