LIMPIANDO LAS VASIJAS

Las Fortalezas



Pasaje

Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo. (2 Corintios 10:4-5)


Oración

Señor, me humillo ante Ti y confieso mi imperfección. Confieso que tengo cosas que mejorar, áreas de mi vida que necesitan tu intervención. Te pido que me muestres cuantas cosas me son ocultas y no percibo. Declaro días de liberación y sanidad, días de restauración.


Declaración

Toma una hoja en blanco, la cual será para tu uso personal. Ponte en oración y pide a Dios que te ayude a identificar esos espacios. Es entre Dios y vos. No te mientas a vos mismo y escribe una lista de hasta cinco fortalezas que identifiques en tu alma.

Desarrollo

El hombre ha sido diseñado trino. El apóstol Juan en su primer carta a las iglesias, enseña acerca de ésta realidad. Tenemos cuerpo, alma y espíritu.

En Romanos capítulo 7, el apóstol Pablo, relata una lucha que encuentra en su ser, la cual todos entendemos muy bien.

Hemos recibido a Jesús en nuestros corazones y nuestra vida ha sido sellada con la presencia del Espíritu Santo como dice Efesios 1:13. Lo que estamos describiendo, es la intención de Dios desde siempre, Él no habita en templos hechos por las manos de los hombres, sino que quiere vivir en nosotros.

Llama a la puerta de nuestro corazón, le abrimos, es decir lo aceptamos como nuestro Rey y Salvador y nacemos de nuevo.

Éstas nuevas criaturas, nosotros, salvados por la gracia de Dios, somos vivificados por Su presencia y ahora Dios está tomando lugar en nuestro ser. A medida que rendimos cada día nuestra vida, Dios ocupa esos espacios. Lo que consagramos, Dios lo ocupa.

Piensa en una casa. Cada habitación que abrimos, Dios la ocupa.

Todos estamos en éste proceso, nos estamos “convirtiendo” cada día en gente que busca parecerse a Jesús. Nos humillamos delante de Dios, reconocemos Su soberanía y rendimos cada área de nuestro ser.

Nuestra alma, va siendo llena de Cristo. Cada área. La semana pasada, veíamos que el alma está dividida en mente, emociones y voluntad. Queremos pensar de manera santa, ser libres de cada sentimiento que no sea de Dios y vivir de acuerdo a Su Voluntad.

En ese proceso, reconocemos espacios en nuestra alma, que parecen funcionar con otras reglas. Áreas que no obedecen al diseño de Dios para nosotros, espacios de lucha. Entendemos lo del apóstol Pablo en Romanos 7, porque existe una lucha en nuestro ser.

Somos tentados justamente en esas áreas y allí se producen frutos que no son buenos para nosotros ni para nuestras familias.

A esas zonas, esas habitaciones, las llamamos fortalezas.

Una fortaleza, es entonces un espacio de nuestra vida donde no se expresa la Voluntad de Dios y sostenemos una lucha allí. Ocasión para las tentaciones. Oportunidades de hacernos caer. Vamos a derribarlas.