LIMPIANDO LAS VASIJAS
Mensajes Que Forman Fortalezas
Pasaje
Instruye al niño en el camino correcto y aún en su vejez, no se apartará” (Proverbios 22:6)
Oración
Señor Jesucristo, bendigo a los que tuvieron la responsabilidad de instruirme, mi familia en su conjunto y mis maestros de la escuela, no tengo sobre ellos juicio, supongo que hicieron lo mejor que pudieron. Ahora me declaro libre de maldiciones y sentencias, derribo lo que no es tuyo y levanto sobre mi vida y mi descendencia, una palabra de bendición.
Declaración
Sé que Dios traerá a tu mente declaraciones de las cuales librarte. Escríbelas todas. Tómate un momento para esto y ponlas en tu hoja de ruta semanal.
Desarrollo
Muchos años antes que el gran pedagogo suizo Jean Piaget lo enseñara en el siglo pasado, el autor de proverbios, escribió inspirado por el Espíritu Santo, que aquello en lo que instruimos a nuestros hijos en su niñez, los marcará para toda la vida.
Las fortalezas espirituales, se forman a causa de pactos que condicionan nuestra voluntad, violencias que hieren nuestras emociones y mensajes que marcan nuestras mentes. Cuando hablamos de mensajes en éste contexto, hablamos de sentencias, de declaraciones acerca de cómo es el mundo y cual es nuestro rol en él.
Los términos bendición y maldición, se aplican perfectamente en lo que tratamos de explicar. Cuando hablamos de una maldición, no solo hablamos de trabajos espirituales realizados bajo la invocación de entidades de maldad, sino que también son maldiciones los “malos dichos”. Decir mal, es maldecir. Decir el bien y declararlo sobre la vida de alguien, tiene que ver con biendecir o mejor dicho, bendecir.
Estoy pensando cuantas vidas son marcadas por palabras de manera muy profunda. A veces nos cuesta entender el peso espiritual de las palabras, pero tómate unos minutos para leer Santiago capítulo 3 y sus extraordinarias enseñanzas sobre el tema.
Creemos y actuamos en consecuencia, Creemos lo que nos enseñaron.
Sentencias de desvalorización personal, han sido las herramientas infernales que han hecho crecer miles de personas en medio de sentimientos autodestructivos.
Hace días mirábamos el pasaje de Corintios acerca de las armas espirituales que hemos recibido, entre otras cosas, para derribar argumentos que se levantan en contra de Cristo. ¿Quién no sabe que nuestras mentes, son campos de batalla, con Cristo declarando Su obra en nosotros y el diablo recurriendo a los depósitos de maldiciones recibidas para tratar de derribarnos?
Palabras como jamás, siempre, nunca, acompañadas de frases de sentencia como todo el tiempo, siempre lo mismo y no cambias más, en momentos que se formaba nuestros niveles de valoración personal. Sentencias.
Por otro lado, maldiciones encubiertas no han faltado a la cita. Si te portás bien, mamá te quiere mucho, quiere decir que cuando te portaste mal, entendiste que te querían poco. De pronto en algún momento de nuestra infancia apareció en la biblioteca de nuestra alma un libro llamado “El afecto hay que ganárselo”.
Vinimos a Cristo y Él nos dijo que no le gusta todo lo que hacemos, pero igual dió Su vida por nosotros porque nos ama. Pase lo que pase, me ama. Eso se llama Gracia de Dios, un regalo inmerecido y es maravilloso disfrutarlo, pero a veces el lugar para ese regalo está ocupado por el triste “Método para sentirse aceptado”.
No necesito solo entender. Necesito derribar en el Nombre de Jesús, los argumentos del enemigo y abrazar lo que Dios me da.