PALABRAS DE VICTORIA

Victoria sobre la enfermedad



Pasaje

“He aquí, yo les traeré salud y sanidad; los sanaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad”. Jeremías 33:6


Oración

Señor, clamo en éste día por todos aquellos que están siendo visitados por la enfermedad. Clamo por ellos. Oh mi Dios extiende Tu mano y trae sanidad. Oro aún por las enfermedades emocionales, sé que Tú, lo puedes hacer. Trae sanidad


Declaración

Miro mi vida, miro mi familia, miro mi iglesia y declaro sanidad. Declaro la promesa que dice que ante toda enfermedad, Tú oh Señor, sanarás. Lo declaro sobre las enfermedades del cuerpo y también sobre las enfermedades del alma. Tú sanarás.

Desarrollo

La revelación, es la acción de Dios de manifestar, de hacer real y visible, algo que está, pero por algún motivo no veo y no vivo. En éste pasaje, el profeta Jeremías, le recuerda al pueblo de Dios que ante la batalla que se avecina, no deben temer. Dios llamará y hará real la salud y la sanidad. Hay victoria sobre la enfermedad. No importa cuan grave sea en términos humanos, Dios está por encima. Damos gracias por los médicos y en éste día los bendecimos. Gente que ha consagrado su vida a mejorar la vida de otros. Si conoces a alguno, hoy llámalo y bendícelo, ora por su vida y la de su familia. Reconocemos a aquellos que hacen lo bueno, pero también sabemos que sobre toda persona, aún sobre el más sabio, hay otro más sabio y ese es nuestro Dios. No hay sentencia de enfermedad que no pueda ser revertida. Asumimos la responsabilidad de cuidar nuestros cuerpos y seguimos las indicaciones de aquellos que nos guían en cuidar nuestra salud. Igual lo vuelvo a decir, nadie supera a Jesús, el gran sanador. Es en el Nombre de Jesús que nos paramos y clamamos con fe, que no hay sentencia de enfermedad, que El no pueda revertir. Recuerdo una ocasión, en la que ante una enfermedad que sufrió mi esposa, el doctor que la atendía, con mucho pesar, me informó que lo más probable era que no pasaría la noche. El hombre estaba haciendo su máximo esfuerzo y poniendo todo su conocimiento y fuerzas en ayudar a mi esposa, pero no sería suficiente. Valoré y valoro toda esa dedicación, pero sé que Dios está por encima y más allá. Clamamos y declaramos Su promesa “en sus llagas seremos sanados” dice Isaías 53. Lo creímos, lo declaramos y lo recibimos. A los pocos días Marisa estaba en casa, completamente sana. Este es uno más de los miles de testimonios de la sanidad de Dios. Jesús es Tu sanador. No descuides tu vida, sigue las indicaciones, pero sabe que sobre todo, está Dios. Búscalo, confía en El. Vive el milagro.