PALABRAS DE VICTORIA

Dios habita en la alabanza



Pasaje

Salmo 22:3 Pero Tú eres santo, Tú eres el rey. ¡Tú eres la alabanza de Israel


Oración

Hoy no pidas nada y haz el ejercicio de tner un momento personal de adoración y reconocimiento de la victoria de Dios.


Declaración

Padre te alabo y declaro el lugar donde estoy en éste momento tu casa de adoración. Desciende Señor y llena todo a mi alrededor de Tu Presencia. Adoraremos en el centro de la ciudad y se volverá un templo para Ti.

Desarrollo

Se me vienen mil historias de la Biblia con escenas similares. Gente santa y a la vez imperfecta, pasando por valles de dificultades, que pudiendo tirarse al piso a llorar, eligieron cantar. Quizás la historia de Pablo y Silas, presos en Filipos injustamente, sea el ejemplo por excelencia que encontramos en el Nuevo Testamento. Estos dos, apaleados y encadenados a medianoche, cantaban. Es la práctica de un principio. Fue el mismo David quien escribió que Dios habita en la alabanza de Su pueblo.¿Estas pasando por un valle de soledad? ¡Canta! Llevamos unos días hablando de esto y espero que ya todos tenemos claro, que la alabanza y la adoración, no es el ministerio de algunos que suben a la plataforma de sus iglesias y gracias al regalo que han recibido de poder ejecutar música, nos guían a adorar. La alabanza es práctica de todo cristiano. Cada uno de nosotros estamos llamados a practicar éste ministerio. Algunos, entonan y ejecutan bien la música.

Ellos son los que suben a la plataforma, pues si lo hacemos los menos dotados… ¡nadie se quedaría al culto! Ensayan y tratan de hacerlo con excelencia para servir a Dios y Su pueblo en esto, pero fuera de la plataforma, somos miles que elevamos canciones y oraciones de adoración al rey. Lo hacemos de corazón.

Quizás no le suene bien a algunos hombres, pero si me entrego al 100%, seguro suena bien para Dios. Es que El, no desecha jamás al que le busca y una de las formas en que expresamos nuestra búsqueda, es alabándolo, adorándolo reconociendo Su grandeza y Su amor. Cuando lo hacemos, Dios desciende. Cuando lo hacemos juntos, el transforma el lugar donde estamos en Su habitación. Dios no habita en edificios, sino en la adoración de Su pueblo. ¿Quieres vivir Su Presencia? Adora, alaba a Tu rey. Por último, admiro profundamente a aquellos que en medio de las pruebas eligen cantar, que ante las dificultades, abren sus bocas para alabar.

Como David.