PALABRAS DE VICTORIA

Tu Dios es tu formador



Pasaje

“…No temas, porque Yo estoy contigo, Yo te redimí y te llamé por tu nombre porque mío eres tú. 2 Si pasas por el mar, Yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegarán; si andas por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” Isaías 43:1-2


Oración

Gracias Señor, porque me abrazaste. No estoy fuera de la mirada de Tus ojos. Me sanaste y rescataste del día de ayer y lo volverás a hacer.


Declaración

Declaro mi vida bajo Tú cobertura. No estoy solo jamás. Tú eres mi sostén ante cada prueba y dificultad y sé que de Tú mano cruzaré cada valle de pruebas o dificultad sin desmayar. Declaro el vía crucis, día de rescate para muchos. Proclamo tu cobertura y Tú protección, en Ti podemos superar cada dificultad.

Desarrollo

La palabra redención, es parte de la enseñanza permanente del profeta Isaías. Redención, implica liberación, restauración, rescate y destino. Así de completa es la obra de Dios en nuestra vida. El nos dió sentido, al rescatarnos de nuestras cárceles de ayer y no solo nos libró de lo que vivíamos, sino que Su poder abarca lo ya vivido. En palabras del apóstol Pablo, “El hace nuevas todas las cosas”. Nos dio además destino para el hoy y para el mañana. Nuestra vida, tiene otro sentido y hemos encontrado un propósito mayor, a la búsqueda implacable de nuestra propia satisfacción. Tenemos propósito. Podemos ser de bendición para otros. Podemos ser padres trascendentes. Podemos ser hijos sanos. Podemos ser una iglesia que bendice la ciudad. Por toda esa obra, en ésta fe del cuidado y poder de Dios, es que creemos cada palabra del versículo 2. Pasaré por las aguas, pasaré por el fuego, soportaré las pruebas y venceré. No pensamos en una vida sin problemas, pensamos en una vida en victoria. Esa victoria llega hasta nosotros de la mano de Aquel que nos puso nombre y nos redimió. El día que abrí mi corazón a Cristo, fui recibido como hijo, recibí misericordia a pesar de mis errores, fui sanado de los dolores de ayer y rescatado de las cárceles del hoy. Entendí que tenía un propósito, me consagré a cumplirlo y no estoy solo en esa empresa. Mi Dios me lleva en victoria. No soy yo. La clave es El.