PALABRAS DE VICTORIA

Como morar en las alturas



Pasaje

Isaías 33:15 16 Solo el que procede con justicia y habla con rectitud, el que rechaza la ganancia de la extorsión y se sacude las manos para no aceptar soborno, el que no presta oído a las conjuras de asesinato y cierra los ojos para no contemplar el mal. Ese tal morará en las alturas; tendrá como refugio una fortaleza de rocas, se le proveerá pan, y no le faltará el agua.


Oración

Señor, ayúdame a marcar la diferencia. Que yo me conduzca en Tu justicia y no me sume a nada de lo que Tu rechazas y enferma mi nación.


Declaración

Reprendo en éste día toda corrupción. Rechazo en el Nombre de Jesús toda obra de injusticia de mi nación y clamo por los que tienen la responsabilidad de ejecutar justica en éste país.

Desarrollo

El primer compromiso consiste en caminar en la justicia, es decir, considerar la palabra divina como lámpara que ilumina el camino. Nos reconocemos imperfectos y sabemos que el título de justos es a causa de la justificación que nos trajo Jesús, pero de cualquier manera no renunciamos a dar el máximo en la tarea de parecernos a El. El segundo compromiso consiste en la lealtad y sinceridad a la hora de hablar. Renunciar al chisme, a los comentarios que no edifican y tener la boca “limpia”. Como tercer compromiso, Isaías propone rechazar la coima y todo fruto de extorsión, combatir el abuso a los pobres y la riqueza injusta. El creyente, después, se compromete a condenar la corrupción política y judicial rechazando el soborno, un tema por demás actual. El siguiente compromiso es expresado con el gesto significativo de taparse los oídos, cuando se hacen propuestas sanguinarias, o actos de violencia. No sumarse ni siquiera escuchando y mucho menos declarándolo. Que no se escuche en nuestras bocas expresiones acerca de matar ni aún en broma. El último compromiso se presenta con la imagen que, en un primer momento, nos desconcierta, pues no corresponde a nuestra manera de expresarnos. Cuando en nuestra sociedad hablamos de cerrar los ojos, queremos decir, hacer cómo si no viéramos para no tener que intervenir; sin embargo, el profeta dice que el hombre honesto cierra los ojos para no ver la maldad, como signo de rechazo completo ante cualquier contacto con el mal. San Jerónimo, en su comentario a Isaías, desarrolla el concepto teniendo en cuenta todo el pasaje: “Toda iniquidad, opresión e injusticia, es decisión de sangre: y aunque no matéis con la espada, matáis con la intención”. Al hablar del final del verso 15, dice “¡Dichosa conciencia que no escucha y no contempla el mal! Quien es así, por tanto, morará en “las alturas”, es decir, en el reino de los cielos, en Cristo Jesús”